martes, 29 de diciembre de 2015

Cabeza celtibérica de Durón, Belmonte de Gracián

En la comarca de Comunidad de Calatayud se encuentra Belmonte de Gracián; muy cerca, entre esta población y Mara, se halla Segeda, la que dicen fue capital de la etnia celtíbera de los belos. El yacimiento, descubierto para la ciencia por el conde de Samitier, recibe el nombre de Durón. Nuestra mención de hoy a este enclave, a cuyo santuario dedicamos ficha en los inicios de este blog en 2009, se debe a una cabeza de piedra que se encuentra en el Museo de Zaragoza, siendo una muestra más, a buen seguro, del culto a las cabezas cortadas.



*Fuente: ceres.mcu.es

Cabeza en arenisca procedente de la antigua colección del conde de Samitier. El tema de la cabeza humana aparece profusamente representado en todo el ámbito céltico sobre distintos soportes (incluso en el siglo I d. C. sobre cerámicas de tradición indígena). Esta presenta la parte trasera plana, y en los laterales huellas problemente de haber sido encajada en una pared. 
Desde el punto de vista semántico, este tipo de representaciones ha suscitado interpretaciones diversas desde un modo de expresión, hasta una figuración de cabezas-trofeo, aludiendo al rito céltico, bien documentado en las fuentes y en la plástica, del corte de cabezas de los enemigos vencidos. La cabeza es un símbolo, como tal, con carácter polivalente, que debe interpretarse dentro de su contexto arqueológico e iconográfico atendiendo al carácter universal, del cráneo como depositario de la esencia humana y portador de virtudes apotropáicas; además entre los celtas existía la creencia de que la cabeza era el receptáculo del alma, y se tendía a expresar la parte por el todo.



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