lunes, 18 de septiembre de 2017

La Corona de los Muertos, Val d'Echo

Nos acercamos al Pirineo aragonés, al municipio de Valle de Hecho, en castellano, Val d'Echo o Bal d'Echo, en aragonés; y lo hacemos a un lugar que, como otros tantos, hemos conocido gracias a nuestra amiga, la geógrafa, Ana Olivera Poll. En el bosque conocido como Selva de Oza, nos encontramos con la conocida como Corona de los Muertos o Círculo de las Brujas que, en apariencia, son un grupo de piedras clavadas haciendo un círculo, que nos recuerdan a lo que pudiera ser un pequeño crómlech. Esto es, como decimos, sólo en apariencia, pues según se dice estaríamos ante un poblado de unos 5000 años de antigüedad, es decir, uno de los más antiguos existentes en todo el Pirineo. La Corona de los Muertos sería, únicamente, el más vistoso, por llamarlo de alguna manera, del centenar de círculos existentes en este poblado, según se dice, que, posiblemente, corresponderían, por tanto, a estructuras habitacionales o edificaciones de otro tipo. A pesar de ello, según Ana Olivera, la Corona de los Muertos tiene una "alta energía telúrica en su centro", con lo que, quién sabe si no pudiéramos estar ante un antiguo lugar de celebración de cultos en lo que se refiere a este círculo en cuestión. Así, el otro nombre que recibe -Círculo de Brujas- podría ser una prueba de rituales en periodos medievales e, incluso, más cercanos, que a su vez pudieran ser herederos de otros mucho más antiguos, como así ocurre con tantos otros lugares que hacen referencia a brujas o brujos. Pero, con respecto a este particular, estamos entrando, evidentemente, en el campo de la mera especulación.

Foto: elcadodechorche.wordpress.com

Fuente: elcadodechorche.wordpress.com

Con este curioso nombre se conoce un yacimiento situado en la val d´Echo, uno de los valles más occidentales del Pirineo Aragonés. En el paraje conocido como Selva de Oza se encuentran los restos de más de un centenar de círculos de piedras que según los estudiosos podrían corresponder a un poblado de gran tamaño, cuyos orígenes se remontan hace 5.000 años. Si así fuera podríamos constatar que en este lugar estuvo uno de los primeros asentamientos del Pirineo. A pesar de la importancia del hallazgo las investigaciones han sido insuficientes. Una asignatura pendiente para la administración que nos permitiría conocer más detalles y seguro que despejar muchas dudas respecto a este enigmático rincón de Aragón.


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